Estar sano es mucho más que la mera ausencia de enfermedades o dolencias físicas. Es un estado de equilibrio y armonía en todos los aspectos de nuestra vida: físico, mental, emocional y espiritual. Nuestra definición está planteada desde un enfoque holístico, que reconoce la interconexión de todas las dimensiones humanas y busca cultivarla sin soslayos para alcanzar el bienestar integral. 

Desde esta perspectiva, consideramos a las personas como un todo integrado, en lugar de enfocarnos en sus partes individuales o componentes aislados. Somos seres complejos y multidimensionales, y nuestros aspectos físicos, mentales, emocionales y espirituales están interconectados y se influyen multilateralmente.

armonía física, mental, emocional y espiritual

Estar sanos en cada dimensión

En el plano físico, estar sanos implica cuidar y nutrir nuestro cuerpo, proporcionándole una alimentación adecuada, ejercicio regular y descanso suficiente. Significa estar en sintonía con las señales que nos envía nuestro cuerpo, escuchándolas y respondiendo a ellas comprensivamente y con respeto. (Sobre nutrición, también te recomendamos leer esta nota anterior >>> “Vitaminas y minerales para fortalecer el cuerpo”)

Una mente sana implica mantener una actitud positiva, desarrollar la resiliencia frente a los desafíos y practicar el autocuidado de los pensamientos. Esto incluye permitirse descansar la mente, practicar la meditación o la atención plena y aprender a dominar el estrés y las emociones negativas.

El aspecto emocional también es fundamental para estar sano. Reconocer y expresar nuestras emociones nos permite liberar tensiones y evitar que se acumulen dentro de nosotros. La empatía hacia uno mismo y hacia los demás es esencial para cultivar relaciones significativas y cuidar un ambiente emocionalmente equilibrado.

Nuestra dimensión espiritual es fundamental también, independientemente de la religión o creencia particular que profese cada uno. La espiritualidad nos ayuda a encontrar nuestro sentido de propósito y significado en la vida. Nos proporciona una base sólida para enfrentar los desafíos que nos toquen. Un secreto a modo de tip mágico: encontrar alegría y gratitud en las pequeñas cosas, son fuentes inagotables de salud.

Estar sano también implica tener una conexión armoniosa con la naturaleza. Reconocer nuestra interdependencia con el mundo natural nos invita a cuidar el entorno y buscar un equilibrio entre nuestras necesidades y las del planeta, que -en definitiva- es el hogar que nos aloja. (Más detalles lee nuestra anterior nota >>> “Volver a lo natural”).

Adoptar este enfoque holístico ayuda a vivir con mayor bienestar, paz y armonía, no sólo con nosotros mismos, sino con el mundo que nos rodea. No es una cura milagrosa, pero -sin misterios- puede ayudar a mejorar la calidad de vida y prevenir la aparición de enfermedades. Es un viaje continuo y consciente en la plenitud de nuestra existencia. |||

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