Tomar conciencia sobre cómo perdemos la salud y el bienestar, te permitirá repensar nuevos hábitos para una buena y larga vida.
Existen infinidad de razones de por qué nuestro cuerpo enferma. Aquí están los primeros cinco factores que podrás observar y atender.
1. Nos estresamos
Cuando se prolonga en el tiempo, el estrés (sentimiento de tensión física o emocional) nos lleva a perder la salud.
La médica holística sudafricana Arien van der Merwe, alerta sobre una “cascada de estrés, constituida por hormonas y sustancias neuroquímicas que corren por todo el cuerpo preparando cada órgano y sistema para pasar al estado de alerta roja”.
La imposibilidad de liberar esa tensión debilita nuestro sistema inmune, de modo que nos hace vulnerables ante un resfriado común y también a otras enfermedades como el cáncer.
En cuanto al comportamiento o estado mental, el estrés genera ansiedad, irritabilidad, dolores de cabeza, depresión, e insomnio.
Además funciona como un factor agravante en cualquier enfermedad.
2. No descansamos lo suficiente
Con el modo de vida que hoy imponen las pantallas, la contracción del sueño hoy se aplica en forma voluntaria, inducida por juegos de video, televisión y redes sociales.
Esto es por demás peligroso, si atendemos lo que explica Matthew Walker, profesor de Neurociencias y Psicología de la Universidad de California en Berkeley. En su libro, Por qué dormimos, expone que cuanto más corto sea tu sueño, más corta es tu vida.
La pérdida de sueño causa efectos devastadores en el cerebro. Predispone a problemas neurológicos y psiquiátricos (como el Alzheimer, la ansiedad, la depresión, el trastorno bipolar, el suicidio, el accidente cerebrovascular y el dolor crónico).
Además, la falta de descanso contribuye a otros trastornos y enfermedades. Por ejemplo, cáncer, diabetes, ataques cardíacos, infertilidad, aumento de peso, obesidad y deficiencia inmune. “Ninguna faceta del cuerpo humano se salva del daño paralizante y nocivo de la pérdida del sueño”, señala Walker.
Encadenado al estrés, no dormir cada día lo suficiente es como perdemos poco a poco la salud. Por el contrario, descansar al menos 8 horas y tomar pequeña siesta diaria es lo más efectivo que podemos hacer para restablecer nuestra salud.
3. Consumimos alcohol
El consumo de alcohol es un hábito socializado e instaurado. Sin embargo, es tóxico para el organismo. Beber dosis bajas y de forma esporádica tiene efectos reversibles, pero al consumir alcohol tanto en dosis altas como en forma habitual también nos lleva a perder la salud.
El consumo de alcohol afecta órganos fundamentales para la vida.
En primer lugar, produce lesiones y pérdidas de neuronas en forma permanente. Por eso se prohíbe la ingesta en personas menores, ya que su cerebro está en pleno desarrollo.
La dependencia que el alcohol genera en nuestro cuerpo induce la aparición de demencia (pérdida de memoria y deterioro cognitivo), alteraciones del sueño y del carácter. Y también ocasiona trastornos como el síndrome de abstinencia y la encefalopatía alcohólica.
El alcohol altera, en segundo lugar, todo el sistema gastrointestinal. Además de la cirrosis hepática, la bebida predispone el cáncer de estómago, de laringe, de esófago y de páncreas.
En tercer orden, la ingesta provoca hipertensión arterial, puede generar un daño cardíaco de graves consecuencias, disminuir el deseo sexual, causar infertilidad y disfunción eréctil.
Por último , el consumo de alcohol favorece conductas peligrosas como accidentes de tránsito o prácticas sexuales de riesgo (enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados).
4. Fumamos tabaco
Fumar tabaco es uno de los comportamientos humanos cuyo daño en la salud ya no se cuestiona.
Es que se han llegado a identificar más de 4.000 sustancias químicas en las partículas del humo del cigarrillo, de las que al menos 60 son carcinógenas (click aquí para más información).
Se sabe que el tabaquismo es la principal causa del cáncer de pulmón. Pero también constituye un alto factor de riesgo en la aparición de tumores en otros lugares del cuerpo: laringe, faringe, esófago, vejiga, riñón y páncreas. Algunas investigaciones indican también que la persona que fuma tiene más posibilidades de enfermar de leucemia y cáncer de estómago, mama, hígado y cuello uterino.
Sin olvidar que al fumar es como perdemos la salud de todo el sistema respiratorio. La más grave es la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), que muchas veces es precedida por la bronquitis crónica y la enfisema.
El aumento en la frecuencia cardíaca es otra de las consecuencias de la adicción al cigarrillo. Esto aumenta la presión arterial y eleva el riesgo de sufrir una enfermedad del corazón.
5. Respiramos mala calidad de aire
No solo el humo del tabaco nos enferma. Respirar el aire contaminado, presente en todas las ciudades del mundo, tiene efectos graves para nuestra salud.
Un tercio de las muertes por accidentes cerebrovasculares, cáncer de pulmón y cardiopatías se deben a la contaminación del aire. “Se trata de un efecto equivalente al de fumar tabaco y es mucho más grave que, por ejemplo, los efectos de ingerir demasiada sal”. según señala un informe (click aquí para verlo) de la Organización Mundial de la Salud (OSM).
“Los contaminantes microscópicos del aire pueden sobrepasar las defensas de nuestro cuerpo y penetrar profundamente en nuestro sistema respiratorio y circulatorio, lo que daña nuestros pulmones, corazón y cerebro”.
Además de la necesidad urgente de reducir la emisión de gases en la atmósfera, existen formas de prevención individual. Por ejemplo, evitar caminar por calles de alto tránsito y hacer ejercicio al aire libre fuera de las zonas contaminadas. Una recomendación fundamental es llevar a los niños en alto, para evitar que inhalen el humo de los caños de escape vehiculares.
Existen otras razones de por qué perdemos la salud. En el próximo artículo las conocerás.
Escrito por Lic. Anabel González